Nuestro compromiso es enfrentar con firmeza y soluciones realistas los problemas de hoy, pero también levantar la mirada y construir las bases del Chile del año 2040. No queremos más promesas vacías ni reformas sin rumbo. Buscamos una ruta ambiciosa y una épica compartida: volver a creer en Chile y sentirnos orgullosos de lo que podemos construir juntos.

Chile enfrenta una amenaza real: hay barrios urbanos y zonas rurales donde el Estado ya no manda, las personas viven con miedo y el crimen organizado avanza. Impulsaremos un plan integral para recuperar el control del territorio, neutralizar a las bandas organizadas y cerrar las puertas al ingreso ilegal de armas, drogas y delincuentes.

Chile no está condenado a la mediocridad. Llevamos años estancados y eso genera frustración. Para volver a crecer necesitamos un sueño país, ambición, una visión de largo plazo y un plan claro.

Proponemos volver a lo básico: destrabar la inversión, dar certezas tributarias y preparar a nuestros estudiantes y trabajadores para el futuro. Porque cuando hay inversión, hay trabajo; cuando hay orden, hay progreso. Chile tiene todo para recuperar su potencial. Lo que falta es decisión. Y eso es justamente lo que ofrecemos: un plan ambicioso, con sentido de urgencia y valentía desde el primer día.

En medio de la transición energética global, Chile está bendecido con recursos naturales valiosos. No podemos desaprovechar esta oportunidad. Por eso, proponemos un pacto de desarrollo que reconozca nuestras ventajas y las convierta en motor de crecimiento sostenido.

Tolerancia cero a la corrupción. Esa es nuestra convicción y nuestro compromiso. Tomaremos medidas concretas, eficaces y estructurales para frenar los escándalos que han dañado la confianza de los ciudadanos. Nuestra agenda pone el foco en tres líneas de acción: más transparencia para los ciudadanos, porque la mejor defensa contra la corrupción es que la ciudadanía tenga acceso claro, oportuno y abierto a la información. Un Estado moderno y trazable, porque con reglas claras, tecnologías interoperables y registros automáticos podemos evitar espacios de discrecionalidad y oscuridad. Más sanciones y fiscalización efectiva, porque quienes violan las normas deben enfrentar consecuencias reales.

Enfrentar la crisis de salud exige disminuir drásticamente las listas de espera en salud y eliminar las listas GES. Hoy, más de 2,8 millones de chilenos esperan por una consulta o cirugía. Miles esperan más de un año por una prestación GES. Personas mayores, mujeres y familias enteras quedan atrapadas sin diagnóstico, sin seguimiento y sin respuestas. La red pública y privada no se coordina y no existen mecanismos automáticos cuando el sistema falla. Necesitamos actuar ya para salvar vidas. Por eso, llevaremos adelante un comité de crisis para reducir las listas de espera, eliminar las listas GES y asegurar un trato amable y atención oportuna.

En Chile, 8 de cada 10 familias gastan más de lo que ganan. Los sueldos están estancados, hay cerca de 1 millón de desempleados y el costo de la vida sube y sube. Cuando no alcanza, las familias se endeudan: para pagar el arriendo, los remedios, la comida. Por eso, nuestro compromiso es aumentar el empleo formal, mejorar los ingresos familiares y que el Estado acompañe subsidiariamente en los momentos de mayor necesidad.

La educación es lo más importante que podemos hacer por el futuro de Chile. Si un niño aprende a leer bien, a comprender lo que lee, tiene la vida entera por delante. Pero hoy no estamos cumpliendo con esa promesa. Sólo 1 de cada 5 niños entiende lo que lee en cuarto básico. En los sectores más vulnerables, es apenas 1 de cada 25. Eso duele. Eso no puede seguir así.

Sabemos lo que está pasando: niños que no van al jardín, estudiantes que faltan a clases, escuelas paralizadas, profesores agredidos, una educación pública entrampada en paros y papeleo.

Tenemos que volver a lo esencial: que los niños aprendan, que los profesores puedan enseñar con respeto, que la educación inicial sea prioridad, y que cada escuela funcione. Hay escuelas que lo están logrando, profesores que se la juegan todos los días, niños que, contra todo pronóstico, salen adelante. Vamos a apoyarlos con fuerza. Y vamos a llevar ese ejemplo al resto del país.

Porque sí se puede. Porque Chile no está condenado al fracaso. Y porque no hay tarea más urgente que devolverles a nuestros niños las herramientas para construir su propio futuro.

La vivienda es sinónimo de estabilidad, tranquilidad y futuro para las familias. Pero hoy tenemos un déficit de más de 650.000 hogares, miles de familias vulnerables esperando una solución, arrendatarios “acogotados” mes a mes, y una clase media que quedó fuera del acceso a la vivienda por falta de políticas y financiamiento.

Nuestro compromiso es dar soluciones habitacionales, barrios donde se pueda vivir bien, con áreas verdes, acceso a servicios y entornos seguros.

No basta con construir más tenemos que construir mejor.

Vamos a empujar con decisión soluciones concretas para reducir el déficit, aportar a quienes arriendan y generar condiciones reales para que más familias puedan acceder a viviendas adecuadas en lugares donde puedan criar a sus hijos y vivir tranquilos.

Chile enfrenta una crisis silenciosa que golpea a niños y jóvenes. El abuso a niños ha aumentado significativamente, casi 50 mil jóvenes han desertado del sistema escolar, la violencia en los colegios ha aumentado y muchos jóvenes no ven futuro laboral posible. Por otro lado, Chile tiene el triste récord de mayor consumo de drogas en jóvenes dentro de Latinoamérica.
Necesitamos dar respuestas urgentes para reconstruir el futuro de nuestros niños y jóvenes. Buscamos darles proyección y la posibilidad de tener proyectos de vida exitosos, donde estudiar valga la pena, las oportunidades laborales existan y los talentos se potencien a lo largo de nuestro país.